Una plaza que sorprendía al viajero errante que se encontraba con ella de repente, que parecía esperar escondida, agazapada para recibir a los visitantes entre sus jardines, una plaza extraña entre sus vecinas por su abundancia de sombra y recogimiento, hermosa y bella.
Tenía la plaza unos soportales que la guardaban, un empedrado que
pisaron nuestros abuelos, y los suyos, una iglesia con una fachada desconocida en su magnitud para sus visitantes, que se enseñorea sobresaliendo entre la línea del cielo para vigilar los campos de tierra y los de nubes.
Hubo siempre en una esquina un kiosco. Antes se ofrecían revistas del corazón y después folletos turísticos, que son dos formas diferentes de engaño.
Había un río de guijarros y en cada guijarro una historia, una voz del pasado, la de los que los pisaron durante tantos años y dejaron allí restos de sus vidas, testimonios de la historia de nuestro pueblo.
Ahora, de todo eso, ya no queda casi nada, poco más que el recuerdo de lo que fuera.
Ahora hay un vacío, una pura desolación, el fruto de una mala inversión del maná que el Plan E ha dejado caer sobre el desierto de imaginación e interés que es nuestro ayuntamiento.
Una devastación firmada por los que lucen en su currículum, como medallas de guerra, la lista de edificios que han ayudado a destruir, matando a cada firma un momento de la historia de Manzanares. Inciden ahora, como justificación no solicitada, tal vez para descanso de sus conciencias, en que aquello que han destruido fue construido después de la guerra, en que era obra de lo que vino después.
En la plaza hubo hace mucho tiempo un monumento a los muertos de un bando en la guerra civil, una triste losa de mármol que es su día veneraron los que ahora abominan de él, un recuerdo de lo que nunca debió suceder. Al monolito se lo llevó una pala conducida por los nuevos aires, por la implacable goma de borrar de la democracia, la que cree, equivocada, que arrancando los síntomas erradica la enfermedad.
El monumento desapareció y con él el recuerdo de crímenes pasados, pero quedó el jardín que lo circundaba, un conjunto de parterres y vegetación, sin símbolos olvidables, sin más función que la de ofrecer sombra y descanso, que la de embellecer el entorno de su enclave. Ahora tampoco está el jardín.
La historia no la componen sólo las gestas heroicas y las batallas vencidas a terribles enemigos. La ignominia, la opresión, la crueldad o la tristeza también son patrimonio histórico, también hay que conocerlas, hay que recordarlas. Es falso que la eliminación de los restos del pasado conduzca a la compensación de este. Por mucho que se oculten las pruebas de un crimen, este no desaparece.
Exhiben los que han destruido la plaza la necesidad de devolverle su aspecto original, convencidos de que una mentira repetida acaba por convertirse en verdad.
La historia es mezcla de épocas, de estilos, es amalgamamiento y superposición. Nadie sabe cual fue el primer aspecto que ofreció nuestra plaza, nadie podría, aunque quisiera, aunque realmente fuera necesario, restaurar lo que el paso de los años ha mutado y transformado dándole una nueva forma y entidad.
Sean cuales sean los argumentos y los motivos que han llevado a la modificación de la plaza, ahora sólo quedan los resultados.
Ahora sólo hay desolación y tristeza, un erial sin belleza, sin sentido, una ruptura brusca con el pasado que no sólo no lo recupera, sino que lo olvida y lo sepulta bajo las losas. Ahora sólo queda la obsesión de los gobernantes por perdurar, por dejar su huella sobre la que ya dejaron los otros, sin importarles el resultado, sin importarles lo que se pierda en el camino, aunque tengan que pisotear la historia intentando esconder un pasado que está condenado a repetirse con sus glorias y sus miserias por mor de la ignorancia y el olvido. Ahora todo el que pase por la plaza recordará a quién ordenó su modificación, aunque ya no gobierne, aunque sean otros lo que hayan ocupado su puesto.
La plaza que conocíamos ya no existe, no volverá, queda en su lugar un desierto en que gobernarán el sol en verano y el frío en invierno, en el que el vacío y la ausencia reinarán entre las palmeras que han sobrevivido heroicas pero solitarias.
Ahora quedan bien visibles palabras como Libertad, igualdad o justicia, parece como si los que las escribieron en la fuente que antes hubo quisieran decir; No somos los que hicimos el monolito, somos diferentes, aunque olvidemos constantemente el significado de esas palabras.
Queda un espacio de oscuridad por las noches, iluminado con tristeza. Ya no están los faroles en los arcos, los han sustituido unas cuñas que iluminan el techo de los soportales, aquello que pertenece a la sombra y no necesita luz.
Queda el suelo sucio por la lluvia, quedan las baldosas que, una a una, se están partiendo en dos. Baldosas que nunca podrán soportar el peso de un escenario, de la gente misma. Queda la modernidad mal entendida, en forma de destrucción, de fealdad, de la prepotencia y la falta de relación con el pueblo que caracteriza a nuestros gobernantes.
Queda la nada.
la que hemos conocido y disfrutado, con sus jardines.
Lo que hay ahora
Mosaico de baldosas rotas, son todas las que están pero faltan muchas de las que son.
(Pincha en las imágenes para ampliarlas.)
13 comentarios:
Sencillamente no se puede decir más ni mejor sobre este tema.
Impresionante,
Habeis sabido expresar toda la rabia y la impotencia de muchos ciudadanos ante un ayuntamiento sordo y ciego a las demandas y opiniones de la gente
Mi enhorabuena por el artículo
Que la plaza ha salido mal y que es horrible ya lo hemos visto todos.,
Pero ¿de quién es la reponsabilidad?
¿Quien paga ahora por una plaza que se rompe nada mas inaugurarla?, ¿quien es el culpable de hacer una obra monstruosa sin contar con la gente?.
yo no soy de Manzanares pero estoy con vosotros es una guarrada lo que han echo con vuestra plaza mejor antes que ahora y los dineros quien se los lleva no hay mas que ladrones en la politica
Se dejaron las palmeras... a comienzos de siglo no existían (según la foto que aportas), con lo cual deduzco que las plantó el tío Paco que, seguramente era un gran aficionado a la jardinería.
¿A qué viene lo de las palmeras?
A que una de las múltiples leyendas urbanas extendidas por el boca a boca (junto con la construcción de los multicines, el parking subterráneo, y cienes más que prefiero no añadir), decía que la Plaza sería más versátil, que se plantaría allí la carpa carnavalera, que se celebrarían multitud de actos aprovechando el espacio ganado... ¡pero estorban las palmeras!
Al parecer también se desechó lo del parking por no trasplantar las puñeteras palmeras (otra leyenda).
No me gusta la plaza,la veo vacía, sosa..., aunque ahora se sacan unas fotos cojonudas de la Parroquia.
Espero que al menos sea cierto eso de que le van a dar "otros usos", ahora que es tan versátil...
Que pongan algún escenario, que dejen a los bares poner terrazas para que la gente acudamos a disfrutar de nuestra explanada, sujetando nuestro chato de Yuntero.
Personalmente prefería el monolito, no por ideología, sino porque de pequeño trepaba por él jugando con mis amigos, pero eso no es políticamente correcto (el monolito, bueno... lo de pisotearlo tampoco creo que lo fuera).
La fuente ya era complicada, si trepabas por ella te ponías hecho una sopa... aparte de que ya no tenía edad para esas cosas.
En fín, lo dicho... ójala y los que mandan (ahora, o después si no son los mismos) nos callen la boca a todos con lo de:
¡¿Y ahora que?! ¡¿Veis como sí es "versátil"?!
Hoy el arquitecto se ha defendido en la televisión
http://www.youtube.com/watch?v=ahnz0xjoTuU
Nos trata a los que no nos gusta la plaza como a idiotas ignorantes y sus excusas son cómicas, de juzgado de guardia.
El crimen contra el buen gusto y el sentido común que han hecho con la Plaza es de escandalo. Diego Gallego se sometió a las normas del concurso que hizo el Ayuntamiento, solamente IU presentó una alternativa que respetaba buena parte del jardín, unificaba la plaza para uso peatonal, manteniendo una zona verde y de frescor en primavera y verano, sin renunciar a un espacio diafano para actos públicos.
La concesión a Gallego de la obra ha sido una jugada maestra de Pozas, si salía mal, le echaba la culpa a Gallego recordandole su cargo en RESTAURA, y como era previsible, se ha cargado a Restaura, enemigo incomodo estos años en algunas operaciones urbanísticas, y si salía bien todos contentos.
Pasaran muchos años hasta una nueva reforma, que quede igual que el foso donde estaba el Gran Teatro, como triste recuerdo del final de un régimen de 28 años de Pozas
Gracias, has dado en el clavo.
Soy el Lopecillo del foro manzanares, hay algunas conversaciones sobre este tema, los títulos son:
SOS plaza de la constitución ,
La Plaza,
Me gusta la Plaza, Dimite el presidente de Restaura
Plaza de la Constitución...
A mi me gusta mucho más la plaza ahora, aunque sólo sea por el hecho de que se ven a chiquillos jugando al balón, al pilla-pilla, vamos, recuperando la plaza.
Quitar las palmeras hubiera sido toda una aberración. De hecho creo que querían quitarlas, pero no se lo permitieron. Las palmeras en la plaza del pueblo son algo insólito en toda Castilla La-Mancha y una seña de identidad para Manzanares. No se, el toque "colonial" que le dan al conjunto, me encanta.
Al diseño le veo dos problemas:
1. Los bancos no son cómodos y siempre hay que primar la utilidad frente al diseño.
2. No han pensado nada para que en verano no se convierta la plaza en una sartén.
En lo que coincido con todo el mundo, es que la obra ha sido ejecutada de pena. No es justificable que se rompan baldosas a pocos días de la inauguración.
Lo que me planteo de fondo es si esta obra, en momentos de crisis, era realmente necesaria o hubiera valido con un simple lavado de cara. No entiendo porqué todos los ayuntamientos invierten las ayudas del plan E en obras que sólo generan empleo temporal. Y esto es "barato" en comparación con la ampliación del polígono.
Ha sido una pena perder esa plaza donde todos creo que hemos jugado de pequeños y más de uno nos hemos caído incluso a la fuente. La idea de crear más espacio es buena pero hemos perdido ese jardín y esa alegría. Donde antes había un oasis ahora hay desierto.
Lo de la plaza es un disparate, no hay derecho a que se hagan estas cosas sin una consulta popular
Esto es lo que hacen los alcaldes cuando quieren dejar su huella sin mas: "yo hice esto"
Y por lo que deberia recordarseles es por una gestion sensata, no por esto. Le recordaremos cada verano cuando no hay un sitio donde pasear o estar sin morir de calor. Esa plaza sera un horno de mayo a septiembre
Hola, te mando un enlace de una carta publicada en Lanza acerca de la Plaza. Si quieres, puedes ponerla en texto.
http://www.lanzadigital.com/cartasdirector.html
Saludos,
Mercedes
ARTÍCULO INTERESANTÍSIMO DE ARTURO PÉREZ REVERTE TITULADO EN LA CIUDAD HOSTIL.
Quizá pueda hacer reflexionar a nuestros gobernantes municipales y a los arquitectos "modelnos".
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