No pretendemos ahora entrar en el debate sobre el botellón. Sabemos que es la consecuencia de diferentes factores como el precio de la bebida o de una cultura basada en el alcohol cuyos creadores y responsables no nos compete a nosotros buscar pero que desde luego no son los jóvenes que la sufren.
Pero sí creemos necesario hablar de como el botellón afecta a los que no lo practican, en ocasiones a los más ajenos, los niños.
En la zona conocida como Polígono Particular 2A, que está situada entre la Isla Verde y el Paseo del Rio, el ayuntamiento construyó un pequeño pero práctico parque infantil.
Es un parque con columpios nuevos, con suelo acolchado y zonas de tierra alrededor. Una buena iniciativa que convierte ese espacio en un lugar perfectamente acondicionado para el uso de los niños que allí acuden.
Pero sucede que esa zona se ha convertido en lugar de celebración de botellones. Al caer la noche allí acuden muchos jóvenes a divertirse a su modo pues es una zona alejada del ruido y el bullicio y debe ser ideal para tomarse algo rodeado de gente con los mismos intereses.
El problema no está en la celebración del botellón en el parque, pues por la noche no hay niños, (Aunque habría que ver qué opinan los vecinos) sino en los rastros que deja tras de si.
Cada mañana posterior a la fiesta el parque y sus alrededores se ven repletos de cristales que antes pertenecieron a botellas que nunca debieron romperse. Donde uno mire es fácil encontrar cortantes vidrios y restos de las botellas amenazando a los niños que allí vayan a jugar.
Los trabajadores del ayuntamiento acuden allí a limpiar, y realizan una buena labor, pero es casi imposible recoger todos los cristales que quedan entre la arena, con lo cual el peligro solo disminuye en parte pero no desaparece y los niños juegan rodeados de vidrios afilados.
Nos gustaría creer que la solución estaría en instalar contenedores para los vidrios, pero visto el respeto que algunos tienen por su entorno dudamos que funcionara.
Seguramente la solución al problema fuera la más drástica, la prohibición del botellón en esa zona, pues intentar el dialogo con quienes llenan de cristales un parque infantil nos parece un trabajo de antemano perdido.
Compete a las autoridades locales hacer algo para evitar un accidente lamentable.
miércoles, 30 de julio de 2008
Manzagatos y Manzagatismos
Nos gusta nuestro pueblo, con sus carencias y sus virtudes, es el lugar donde hacemos nuestras vidas y por eso lo amamos. Queremos a su gente, a sus calles, a su historia, a su lenguaje.
Quizás esto último de una forma especial, por lo que tiene de singular nos fascina la forma de hablar de Manzanares, con sus palabras únicas y particulares.
Por esto queremos crear el primer diccionario Manzagato-Español, y para ello necesitamos vuestra ayuda.
Os invitamos a participar contestando en el foro o escribiendo a elmanzagato@gmail.com para aportar vuestras palabras y expresiones manzagatas y sus correspondientes definiciones.
Del mismo modo os animamos a elaborar una lista de motes manzanareños, son muchos y entre todos puede salir una buena colección.
Para empezar dejamos algunas palabras en espera de las que vosotros aporteis.
Arrea: Comodín universal, exclamación para todo, signo de reconocimiento de un manzagato en cualquier lugar del mundo (nos ha pasado)
Atalajarse: Arreglarse para salir, ponerse guapo/a.
Atear: Ir de compras.
Averiguar: Indagar en la privacidad de las vidas ajenas.
Ensobinarse: Arrimarse demasiado alguien a otra persona, muchas veces con fines afectivo-sexuales.
Mu riquismamente: La expresión más hermosa del lenguaje manzagato, expresa el estado de máximo placer.
Gulismear: Olisquear, fisgar, averiguar.
Hermano/a: Aplicable a cualquier persona, especialmente los mayores de edad.
Muchachejo/a: Niño/a.
Portás: Puerta grande de una casa o finca rural.
Animaos a participar, puede quedar algo interesante.
Quizás esto último de una forma especial, por lo que tiene de singular nos fascina la forma de hablar de Manzanares, con sus palabras únicas y particulares.
Por esto queremos crear el primer diccionario Manzagato-Español, y para ello necesitamos vuestra ayuda.
Os invitamos a participar contestando en el foro o escribiendo a elmanzagato@gmail.com para aportar vuestras palabras y expresiones manzagatas y sus correspondientes definiciones.
Del mismo modo os animamos a elaborar una lista de motes manzanareños, son muchos y entre todos puede salir una buena colección.
Para empezar dejamos algunas palabras en espera de las que vosotros aporteis.
Arrea: Comodín universal, exclamación para todo, signo de reconocimiento de un manzagato en cualquier lugar del mundo (nos ha pasado)
Atalajarse: Arreglarse para salir, ponerse guapo/a.
Atear: Ir de compras.
Averiguar: Indagar en la privacidad de las vidas ajenas.
Ensobinarse: Arrimarse demasiado alguien a otra persona, muchas veces con fines afectivo-sexuales.
Mu riquismamente: La expresión más hermosa del lenguaje manzagato, expresa el estado de máximo placer.
Gulismear: Olisquear, fisgar, averiguar.
Hermano/a: Aplicable a cualquier persona, especialmente los mayores de edad.
Muchachejo/a: Niño/a.
Portás: Puerta grande de una casa o finca rural.
Animaos a participar, puede quedar algo interesante.
lunes, 21 de julio de 2008
La feria y las fiestas
Es lunes después de feria y los medios de comunicación municipales se han apresurado a mostrar el balance de los festejos, por supuesto desde una óptica siempre positiva y grandilocuente que raya la inocencia cuando no el más absoluto de los descaros. Algunos discrepamos de esa visión de cuento de hadas y opinamos que tanto la feria como las fiestas merecen un serio repaso, y separamos feria de fiestas por motivos obvios. Por un lado está la FERIA , así, con mayúsculas, porque FERCAM es la reina absoluta de estos días en Manzanares. Desde que se creó en 1960 no ha parado de crecer y se ha convertido en un referente nacional en su categoría, eso si hacemos caso a la versión oficial.
Los profanos al sector, cuando paseamos por FERCAM como ya es tradición, nos encontramos con una feria que ofrece su mismo aspecto año tras año, sin más evolución que la observable en las mercancías vendidas. Los stands permanecen inmutables año tras año, sin renovar su aspecto que en algunos es tristemente anticuado y poco atractivo. Tanto los exteriores como los situados en el interior del pabellón se limitan a una abigarrada exhibición de productos, todos iguales, calcados. El mismo pabellón oficial sigue convocando a los asistentes a las charlas en una sala exigua, diminuta, con cabida para un limitado aforo con lo que, inevitablemente, el balance es de lleno absoluto, así ya se puede. Desgraciadamente, la importancia de Fercam relega a un segundo plano a las fiestas. Enclaustrada en un recinto claustrofóbico que le impide crecer, la otra feria, la de tómbolas y atracciones, la del vino de cariñena y los pollos asados interesa cada vez menos a los manzanareños que, al contrario que en otras localidades, esperan a que llegue la feria para gastarse los ahorros en unas vacaciones lejos de Manzanares. Nos preguntamos que ocurriría si la feria no estuviera junto a Fercam y a los bares de verano, ¿Cuánta gente acudiría?. Nos duele ver como cada año se repiten las mismas tómbolas, las mismas atracciones, como no hay lugar para lo nuevo, como los coches de choque y el canguro comparten su espacio con los mismos compañeros de cada año sin que haya posibilidad de añadir nuevas atracciones dado el terreno cerrado y sin escapatoria en que se encuentran, y en la falta de interés de quien debe velar por ello. Es más, este año hemos visto menos tómbolas y atracciones, incluso algunas de las habituales ni siquiera han venido cediendo su espacio a los puestos de baratijas. La localización de las atracciones es un tema que nos preocupa, pues tenemos una feria en un recinto con un muy difícil acceso en caso de accidente, esperemos que no ocurra nunca pues las consecuencias serían graves. Ojeando el programa de la feria, que por cierto hay que pagar, observamos que hay actividades deportivas para competir con Pekín y sus olimpiadas, con lo cual damos la enhorabuena a los deportistas, pero lo sentimos por todo aquel que busque en una feria algo más que el baile del vermú, que bien está donde está y tiene su público, pero una feria es mucho más que eso. No hay actividades nuevas, no hay cultura, no hay ocio apenas pese a ser una feria. El visitante que paseara fuera del recinto ferial nunca imaginaría que estamos celebrando nuestras fiestas mayores, todo se concentra en el rio. No hay ambiente festivo, no se sienten las fiestas. La feria es sobre todo de los jóvenes, y ellos buscan diversión allí, especialmente en los conciertos, que año tras año siguen la misma tónica, afectados de la misma falta de evolución que el resto de las fiestas. Según hemos sabido por fuentes cercanas al propio Ayuntamiento, al parecer, desde hace un par de décadas, todos los artistas que han pasado por la feria como conciertos estrella pertenecen a un mismo agente. Esta reiteración, aunque no creemos que sea ilegal nos parece por lo menos preocupante y además implica una falta de interés en la elección de los cantantes, que acostumbran a ser aquellos con una cierta fama pero que no se encuentran en el mejor momento de su carrera, como es el caso este año de Melendi, lo cual rebaja considerablemente su caché. Basta con repasar los datos de afluencia a los conciertos y compararlos con las iniciativas de otros pueblos. Eso sí, el expediente queda cubierto y todos tan contentos. Hay también conciertos para la gente mayor, y algún programador debe haber pensado que ser mayor es sinónimo de falta de criterio o de gusto. Pues los intérpretes se repiten año tras año y a cual de ellos más decadente y secundario. Los mayores son gente inteligente, merecen otra programación más digna. Los manzanareños merecemos otra feria, más viva, con más actividades, más atractiva, más grande. No es difícil conseguirlo, basta con escuchar la voz de los manzanareños y poner algo de voluntad para llevar a cabo lo que es el deseo popular.
Los profanos al sector, cuando paseamos por FERCAM como ya es tradición, nos encontramos con una feria que ofrece su mismo aspecto año tras año, sin más evolución que la observable en las mercancías vendidas. Los stands permanecen inmutables año tras año, sin renovar su aspecto que en algunos es tristemente anticuado y poco atractivo. Tanto los exteriores como los situados en el interior del pabellón se limitan a una abigarrada exhibición de productos, todos iguales, calcados. El mismo pabellón oficial sigue convocando a los asistentes a las charlas en una sala exigua, diminuta, con cabida para un limitado aforo con lo que, inevitablemente, el balance es de lleno absoluto, así ya se puede. Desgraciadamente, la importancia de Fercam relega a un segundo plano a las fiestas. Enclaustrada en un recinto claustrofóbico que le impide crecer, la otra feria, la de tómbolas y atracciones, la del vino de cariñena y los pollos asados interesa cada vez menos a los manzanareños que, al contrario que en otras localidades, esperan a que llegue la feria para gastarse los ahorros en unas vacaciones lejos de Manzanares. Nos preguntamos que ocurriría si la feria no estuviera junto a Fercam y a los bares de verano, ¿Cuánta gente acudiría?. Nos duele ver como cada año se repiten las mismas tómbolas, las mismas atracciones, como no hay lugar para lo nuevo, como los coches de choque y el canguro comparten su espacio con los mismos compañeros de cada año sin que haya posibilidad de añadir nuevas atracciones dado el terreno cerrado y sin escapatoria en que se encuentran, y en la falta de interés de quien debe velar por ello. Es más, este año hemos visto menos tómbolas y atracciones, incluso algunas de las habituales ni siquiera han venido cediendo su espacio a los puestos de baratijas. La localización de las atracciones es un tema que nos preocupa, pues tenemos una feria en un recinto con un muy difícil acceso en caso de accidente, esperemos que no ocurra nunca pues las consecuencias serían graves. Ojeando el programa de la feria, que por cierto hay que pagar, observamos que hay actividades deportivas para competir con Pekín y sus olimpiadas, con lo cual damos la enhorabuena a los deportistas, pero lo sentimos por todo aquel que busque en una feria algo más que el baile del vermú, que bien está donde está y tiene su público, pero una feria es mucho más que eso. No hay actividades nuevas, no hay cultura, no hay ocio apenas pese a ser una feria. El visitante que paseara fuera del recinto ferial nunca imaginaría que estamos celebrando nuestras fiestas mayores, todo se concentra en el rio. No hay ambiente festivo, no se sienten las fiestas. La feria es sobre todo de los jóvenes, y ellos buscan diversión allí, especialmente en los conciertos, que año tras año siguen la misma tónica, afectados de la misma falta de evolución que el resto de las fiestas. Según hemos sabido por fuentes cercanas al propio Ayuntamiento, al parecer, desde hace un par de décadas, todos los artistas que han pasado por la feria como conciertos estrella pertenecen a un mismo agente. Esta reiteración, aunque no creemos que sea ilegal nos parece por lo menos preocupante y además implica una falta de interés en la elección de los cantantes, que acostumbran a ser aquellos con una cierta fama pero que no se encuentran en el mejor momento de su carrera, como es el caso este año de Melendi, lo cual rebaja considerablemente su caché. Basta con repasar los datos de afluencia a los conciertos y compararlos con las iniciativas de otros pueblos. Eso sí, el expediente queda cubierto y todos tan contentos. Hay también conciertos para la gente mayor, y algún programador debe haber pensado que ser mayor es sinónimo de falta de criterio o de gusto. Pues los intérpretes se repiten año tras año y a cual de ellos más decadente y secundario. Los mayores son gente inteligente, merecen otra programación más digna. Los manzanareños merecemos otra feria, más viva, con más actividades, más atractiva, más grande. No es difícil conseguirlo, basta con escuchar la voz de los manzanareños y poner algo de voluntad para llevar a cabo lo que es el deseo popular.
martes, 15 de julio de 2008
Insultos en los muros
Esta mañana, en uno de nuestros paseos habituales, nos hemos encontrado con algunas pintadas realizadas a golpe de spray y plantilla que queremos comentar.
Una de ellas está en la pared de ladrillo que rodea la casa de la familia Bellido en la calle Toledo. En esta se puede leer "Tu opulencia es genocidio".
Entendemos que esta familia, merced a su política laboral, se haya ganado muchos enemigos e impopularidad, pero de ahí a llamarles genocidas hay un gran paso, es un insulto muy grave y carente de sentido, y si eso se hace dañando un muro con spray, el agravio es aún mayor. Nadie está libre de críticas, pero el que las ejerce de este modo, mediante el insulto sin argumentos, pierde su legitimidad al hacerlo. Algo similar ocurre con las pintadas que ahora "decoran" la puerta de la sede del PSOE a solo unos metros de la anterior y en la fachada de la estación (Puede que haya más, pero no las hemos visto).
En este caso, además del insulto "Me da risa vuestro puño, la misma mierda" acompaña al texto una imagen de Miguel Ángel Pozas presentado como un payaso de circo.
El alcalde es un político de los más polémicos, a lo largo de su carrera se ha creado muchos enemigos, y como tal está expuesto a este tipo de cosas, son gajes del oficio. Además, las posibilidades de expresión en su contra en Manzanares son casi nulas por no decir inexistentes porque apenas existen foros donde eso sea posible, porque los que hay no son los más idoneos y porque es como predicar en el desierto.
Pero esto no justifica la instalación de un insulto en un lugar que no pertenece a Pozas, sino a un grupo de personas unidas por una ideología que tiene todo el derecho a reunirse sin encontrarse con un insulto a sus ideas en la puerta cada vez que acudan al local o pasen por la puerta. Cada cual es libre de pensar como le apetezca y de estar en contra o a favor de cualquiera y seguramente tendrá sus motivos para criticar a ambas personas, pero el insulto en una pared es la última de las formas correctas para expresar tal desacuerdo. Al menos esta es la opinión de los que redactamos este foro.Las imágenes se pueden ampliar pinchando en ellas
Una de ellas está en la pared de ladrillo que rodea la casa de la familia Bellido en la calle Toledo. En esta se puede leer "Tu opulencia es genocidio".
Entendemos que esta familia, merced a su política laboral, se haya ganado muchos enemigos e impopularidad, pero de ahí a llamarles genocidas hay un gran paso, es un insulto muy grave y carente de sentido, y si eso se hace dañando un muro con spray, el agravio es aún mayor. Nadie está libre de críticas, pero el que las ejerce de este modo, mediante el insulto sin argumentos, pierde su legitimidad al hacerlo. Algo similar ocurre con las pintadas que ahora "decoran" la puerta de la sede del PSOE a solo unos metros de la anterior y en la fachada de la estación (Puede que haya más, pero no las hemos visto).
En este caso, además del insulto "Me da risa vuestro puño, la misma mierda" acompaña al texto una imagen de Miguel Ángel Pozas presentado como un payaso de circo.
El alcalde es un político de los más polémicos, a lo largo de su carrera se ha creado muchos enemigos, y como tal está expuesto a este tipo de cosas, son gajes del oficio. Además, las posibilidades de expresión en su contra en Manzanares son casi nulas por no decir inexistentes porque apenas existen foros donde eso sea posible, porque los que hay no son los más idoneos y porque es como predicar en el desierto.
Pero esto no justifica la instalación de un insulto en un lugar que no pertenece a Pozas, sino a un grupo de personas unidas por una ideología que tiene todo el derecho a reunirse sin encontrarse con un insulto a sus ideas en la puerta cada vez que acudan al local o pasen por la puerta. Cada cual es libre de pensar como le apetezca y de estar en contra o a favor de cualquiera y seguramente tendrá sus motivos para criticar a ambas personas, pero el insulto en una pared es la última de las formas correctas para expresar tal desacuerdo. Al menos esta es la opinión de los que redactamos este foro.Las imágenes se pueden ampliar pinchando en ellas
domingo, 13 de julio de 2008
Fachadas (II)
Continuamos aquí con el tema de las fachadas de Manzanares, esta vez con pesar por el destino seguido por un par de ellas en nuestro pueblo.
La primera pertenece al número uno de la calle Villarreal.
Allí estuvo durante mucho tiempo un balcón que se mantenía desde siglos atrás y era una de las muestras más antíguas de la arquitectura manzanareña. Un día hace ya varios años, de buenas a primeras, sin previo aviso y tal vez amparados por la manga ancha del ayuntamiento en materias de conservación del patrimonio, el balcón fue derribado y sustituido por uno sin valor arquitectónico ninguno y cuyo contenido estético dejaba bastante que desear.
Quedó debajo una fachada encalada y una portada rodeada de sillares de la misma época que el balcón. Ahora nuevas obras han destruido la fachada encalada y ya solo sobreviven a duras penas los sillares bastante dañados.
¿Por cuanto tiempo? La otra fachada es, tal vez, la más popular de Manzanares.
Nos referimos a "El balconcillo del santo" y de esta solo podemos decir que le ha llegado su hora definitiva.
Mil veces fue víctima de accidentes destructores y mil veces restaurada por el ayuntamiento. Pero recientemente sufrió el envite de una furgoneta que la convirtió en poco menos que puro esombro.
Es triste pero nos hemos quedado sin ella. No pensamos que se pueda achacar a nadie la culpa de lo ocurrido, aunque tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe, y nunca mejor dicho. Si la curva en la que está situada era tan proclive a accidentes y envestidas de vehículos ¿Por qué nadie hizo nada al respecto para evitar lo que acabó por suceder? Unos simples bolardos lo habrían evitado, y hay otras muchas soluciones. Como de costumbre la solución está al alcance de la mano y, una vez más, se arregla todo con un poco de voluntad.
La primera pertenece al número uno de la calle Villarreal.
Allí estuvo durante mucho tiempo un balcón que se mantenía desde siglos atrás y era una de las muestras más antíguas de la arquitectura manzanareña. Un día hace ya varios años, de buenas a primeras, sin previo aviso y tal vez amparados por la manga ancha del ayuntamiento en materias de conservación del patrimonio, el balcón fue derribado y sustituido por uno sin valor arquitectónico ninguno y cuyo contenido estético dejaba bastante que desear.
Quedó debajo una fachada encalada y una portada rodeada de sillares de la misma época que el balcón. Ahora nuevas obras han destruido la fachada encalada y ya solo sobreviven a duras penas los sillares bastante dañados.
¿Por cuanto tiempo? La otra fachada es, tal vez, la más popular de Manzanares.
Nos referimos a "El balconcillo del santo" y de esta solo podemos decir que le ha llegado su hora definitiva.
Mil veces fue víctima de accidentes destructores y mil veces restaurada por el ayuntamiento. Pero recientemente sufrió el envite de una furgoneta que la convirtió en poco menos que puro esombro.
Es triste pero nos hemos quedado sin ella. No pensamos que se pueda achacar a nadie la culpa de lo ocurrido, aunque tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe, y nunca mejor dicho. Si la curva en la que está situada era tan proclive a accidentes y envestidas de vehículos ¿Por qué nadie hizo nada al respecto para evitar lo que acabó por suceder? Unos simples bolardos lo habrían evitado, y hay otras muchas soluciones. Como de costumbre la solución está al alcance de la mano y, una vez más, se arregla todo con un poco de voluntad.
Sonría, por favor
Paseando junto a la portada de la feria, nos hemos encontrado con que un "artista" anónimo ha convertido una señal de tráfico en un personaje sonriente valiéndose solo de tres pedacitos de chicle.
Así, de forma espontanea y con mucho humor, una aburrida señal luce ahora una sonrisa y el bulto en la carretera del que advierte ahora sonrie en vez de esperar agazapado para hacer daño a los coches.
Nos gustan estas cosas, estos momentos de espontaneidad y de humor, y por eso las mostramos aquí.
Esta "intervención" no daña la señal, no desvirtua su significado, no estorba a nadie y en poco tiempo se caerá por la acción del tiempo y el clima. Además, de este modo el chicle no acabará en un banco o en cualquier lugar donde haga daño.
Así, de forma espontanea y con mucho humor, una aburrida señal luce ahora una sonrisa y el bulto en la carretera del que advierte ahora sonrie en vez de esperar agazapado para hacer daño a los coches.
Nos gustan estas cosas, estos momentos de espontaneidad y de humor, y por eso las mostramos aquí.
Esta "intervención" no daña la señal, no desvirtua su significado, no estorba a nadie y en poco tiempo se caerá por la acción del tiempo y el clima. Además, de este modo el chicle no acabará en un banco o en cualquier lugar donde haga daño.
Arte urbano y sucedaneos
Que el graffiti es un arte es algo que ya solo discuten los menos documentados que suelen ser los que gritan más alto.
Basta con ver el trabajo de artistas como El Tono, Bansky, Dr. Hoffman, Hombres Grises o Suso, para despejar la duda a quien la tenga.
El graffiti nació como la forma de arte más prohibido, y mientras los artistas graffiteros se vieron obligados a actuar en la clandestinidad (aún hoy lo hacen, pero mucho menos), a este arte solo tuvieron acceso unos pocos, pintar una pared implicaba un riesgo que solo corrían los mejores escritores, los que tenían algo que comunicar. Poco a poco el graffiti se fue popularizando, aceptando por la mayoría, hasta que llegó el momento en que cualquiera con bote de spray, un stencil o sobre todo con un tagger se empezó a creer un artista con derecho a todo.
Se nos puede tachar de radicales, pero los que hacemos este blog creemos que la democratización del arte produce monstruos. Cuando cualquiera se considera un artista, el propio arte se desvirtúa y pierde su razón de ser.
Basta con pasear por Manzanares para darse de cuenta. Hay aquí escritores que, de forma individual o formando parte de un crew buscan las tapias abandonadas, los puentes, los muros inservibles y en general lugares donde sus obras embellecen más que afear. Ellos plasman sus firmas gigantes, hacen dibujos, dan rienda suelta al arte como una generación que ha crecido en la calle y que se encuentra bastante al margen de ciertos convencionalismos.
Pero existe un grupo muy numeroso de toys, de jóvenes adolescentes que, armados con un tagger, salen a inundar las calles con sus firmas. Disfrazan de arte, de forma de expresión, lo que solo es vandalismo.
Sabemos que esta afirmación suena muy extremista, pero cuando nos encontramos con las firmas en paredes de edificios antiguos, en escaparates de comercios, en contenedores, en cabinas telefónicas y allí donde uno ponga la vista, no podemos menos que disgustarnos, que sentir que con eso no consiguen más que dar rienda suelta a su ego y en ningún momento hacer arte. Es más, dan mala fama a los verdaderos artistas y escritores de Manzanares.
Esto no es más que una opinión, pero creemos que secundada por todos los que ven sus fachadas, escaparates, cocheras o incluso vehículos convertidos en un lienzo improvisado para los aprendices de artistas.
Pulsad sobre la imagen para verla con mayor detalle.
Basta con ver el trabajo de artistas como El Tono, Bansky, Dr. Hoffman, Hombres Grises o Suso, para despejar la duda a quien la tenga.
El graffiti nació como la forma de arte más prohibido, y mientras los artistas graffiteros se vieron obligados a actuar en la clandestinidad (aún hoy lo hacen, pero mucho menos), a este arte solo tuvieron acceso unos pocos, pintar una pared implicaba un riesgo que solo corrían los mejores escritores, los que tenían algo que comunicar. Poco a poco el graffiti se fue popularizando, aceptando por la mayoría, hasta que llegó el momento en que cualquiera con bote de spray, un stencil o sobre todo con un tagger se empezó a creer un artista con derecho a todo.
Se nos puede tachar de radicales, pero los que hacemos este blog creemos que la democratización del arte produce monstruos. Cuando cualquiera se considera un artista, el propio arte se desvirtúa y pierde su razón de ser.
Basta con pasear por Manzanares para darse de cuenta. Hay aquí escritores que, de forma individual o formando parte de un crew buscan las tapias abandonadas, los puentes, los muros inservibles y en general lugares donde sus obras embellecen más que afear. Ellos plasman sus firmas gigantes, hacen dibujos, dan rienda suelta al arte como una generación que ha crecido en la calle y que se encuentra bastante al margen de ciertos convencionalismos.
Pero existe un grupo muy numeroso de toys, de jóvenes adolescentes que, armados con un tagger, salen a inundar las calles con sus firmas. Disfrazan de arte, de forma de expresión, lo que solo es vandalismo.
Sabemos que esta afirmación suena muy extremista, pero cuando nos encontramos con las firmas en paredes de edificios antiguos, en escaparates de comercios, en contenedores, en cabinas telefónicas y allí donde uno ponga la vista, no podemos menos que disgustarnos, que sentir que con eso no consiguen más que dar rienda suelta a su ego y en ningún momento hacer arte. Es más, dan mala fama a los verdaderos artistas y escritores de Manzanares.
Esto no es más que una opinión, pero creemos que secundada por todos los que ven sus fachadas, escaparates, cocheras o incluso vehículos convertidos en un lienzo improvisado para los aprendices de artistas.
Pulsad sobre la imagen para verla con mayor detalle.
Vocabulario utilizado.
Escritor: Artista Graffitero, por lo general se caracterizan por hacer una firma individual o de un crew a gran tamaño y en color aunque los hay que realizan dibujos dignos de algunos museos.
Crew: Grupo de Artistas.
Toy: Novato, escritor sin experiencia.
Stencil: Plantilla
Tagger: Rotulador utilizado para firmar, también se dice de quien firma.
Dad de beber al sediento
Los que acostumbramos a dar largas caminatas por nuestro pueblo, sabemos desde hace tiempo que, si el paseo va a ser largo, más vale salir de casa con una botellita de agua si queremos refrescarnos por el camino sin recurrir a los bares.
Beber de una fuente pública en Manzanares siempre fue un problema de cantidad al que se le añade ahora la calidad.
En nuestra localidad nunca han abundado los puntos donde el viandante podía refrescar su sed; Un par en el rio, en la Divina Pastora, el Gran Teatro, frente a la estación de autobuses y tal vez alguna más. El resto del pueblo está vedado al frescor de una fuente pública de agua potable.
Para colmo, la mayoría de esas fuentes eran de esas de las que manaba chorro contínuo que tenían dos claras desventajas; El gasto y desperdicio de agua que para el municipio supone un chorro impenitente, y el caldo de cultivo de gérmenes en que se convertían los charquitos peremnes que se formaban a la salida del chorro contaminando así el agua que de allí brotaba.
Alguna autoridad tuvo recientemente la sabia idea de acabar con esas fuentes y sustituirlas por otras. Una decisión muy acertada que perdió su caracter de loable con la elección del modelo de fuente que sustituiría a las existentes. A saber dos diferentes.
Uno de ellos se situa en la plaza del Gran Teatro y es inadecuado por dos motivos, el primero es que, al estar situado a pleno sol, el agua que de él mana alcanza una temperatura no deseada y poco agradable para el paladar, el segundo es que, dada la peculiar forma de la fuente, para poder ingerir algo del preciado líquido es preciso someter nuestro cuerpo a un incomodísimo escorzo que impide saciar la sed a gusto.El otro modelo es el que ha sustituido al resto de las fuentes y que se caracteriza por un mecanismo endiablado que, además de obligar al bebedor a hacer filigranas como el otro modelo, solo sirve para acabar empapados dada la fuerza con la que sale el agua y por la presión necesaria que hay que ejercer para accionar el grifo, lo cual nos deja solo una mano libre para recibir el potente chorro que llega a todas partes menos a nuestra boca. Al final nos tenemos que marchar sin saciar la sed pero calados hasta los huesos.
Suponemos que volver a cambiar todas las fuentes es costoso, pero no estaría de más añadir alguna otra a las calles manzanareñas y atinar con un mecanismo más acertado.
Como de costumbre solo es cuestión de voluntad.
Beber de una fuente pública en Manzanares siempre fue un problema de cantidad al que se le añade ahora la calidad.
En nuestra localidad nunca han abundado los puntos donde el viandante podía refrescar su sed; Un par en el rio, en la Divina Pastora, el Gran Teatro, frente a la estación de autobuses y tal vez alguna más. El resto del pueblo está vedado al frescor de una fuente pública de agua potable.
Para colmo, la mayoría de esas fuentes eran de esas de las que manaba chorro contínuo que tenían dos claras desventajas; El gasto y desperdicio de agua que para el municipio supone un chorro impenitente, y el caldo de cultivo de gérmenes en que se convertían los charquitos peremnes que se formaban a la salida del chorro contaminando así el agua que de allí brotaba.
Alguna autoridad tuvo recientemente la sabia idea de acabar con esas fuentes y sustituirlas por otras. Una decisión muy acertada que perdió su caracter de loable con la elección del modelo de fuente que sustituiría a las existentes. A saber dos diferentes.
Uno de ellos se situa en la plaza del Gran Teatro y es inadecuado por dos motivos, el primero es que, al estar situado a pleno sol, el agua que de él mana alcanza una temperatura no deseada y poco agradable para el paladar, el segundo es que, dada la peculiar forma de la fuente, para poder ingerir algo del preciado líquido es preciso someter nuestro cuerpo a un incomodísimo escorzo que impide saciar la sed a gusto.El otro modelo es el que ha sustituido al resto de las fuentes y que se caracteriza por un mecanismo endiablado que, además de obligar al bebedor a hacer filigranas como el otro modelo, solo sirve para acabar empapados dada la fuerza con la que sale el agua y por la presión necesaria que hay que ejercer para accionar el grifo, lo cual nos deja solo una mano libre para recibir el potente chorro que llega a todas partes menos a nuestra boca. Al final nos tenemos que marchar sin saciar la sed pero calados hasta los huesos.
Suponemos que volver a cambiar todas las fuentes es costoso, pero no estaría de más añadir alguna otra a las calles manzanareñas y atinar con un mecanismo más acertado.
Como de costumbre solo es cuestión de voluntad.
martes, 8 de julio de 2008
Fachadas
Los que hacemos este blog procuramos andar por las calles de Manzanares con la mirada atenta, prestando atención a lo que nuestro pueblo nos ofrece, y de este modo nos hemos encontrado con un par de fachadas con algo que comentar.
No destaca Manzanares por su riqueza arquitectónica, a excepción de algún edificio en el casco histórico, por eso sorprende la fachada del número 15 de la calle Morago.
Lejos de contribuir a la aburrida uniformidad de las calles Manzanareñas, el propietario de la casa ha llenado la fachada con todo tipo de adornos de la forma más ecléptica posible. Hay dragones, referencias a Gaudí, citas, palomas, flores, imágenes de Manzanares y un sin fín de ornamentos que atraen la atención de los viandantes provocando una sonrisa. Sean bienvenidas estas iniciativas que contribuyen a embellecer Manzanares aunque sea desde la anarquía arquitectónica.
La otra fachada la conocemos todos, es la de la casa de Josito y le acaban de lavar la cara.
No sabemos si han sido los dueños o el Ayuntamiento, el caso es que ahora que viene la feria y el pueblo se engalana, la casa de Josito luce una fachada de blanco inmaculado, con lo cual desaparece esa sensación de ruina que afeaba la plaza de las palomas.
El problema radica en que detrás de esa fachada blanqueada sigue habiendo un edificio que se hunde por momentos, y cuyo deterioro no parece que vaya a encontrar solución proximamente. No sabemos si su reparación corresponde exclusivamente a sus propietarios o si el ayuntamiento tiene potestad para intervenir de una vez y salvar un edificio que forma parte del conjunto de la plaza más bella de Manzanares, la cuestión es que continua acumulando ruina aunque su fachada reluzca ahora al sol y el día menos pensado nos puede dar un susto y acabar convirtiéndose en otro casino. Es necesario salvar ese edificio, ya sea por iniciativa privada o pública, pero salvarlo, solo hace falta un poco de voluntad.
No destaca Manzanares por su riqueza arquitectónica, a excepción de algún edificio en el casco histórico, por eso sorprende la fachada del número 15 de la calle Morago.
Lejos de contribuir a la aburrida uniformidad de las calles Manzanareñas, el propietario de la casa ha llenado la fachada con todo tipo de adornos de la forma más ecléptica posible. Hay dragones, referencias a Gaudí, citas, palomas, flores, imágenes de Manzanares y un sin fín de ornamentos que atraen la atención de los viandantes provocando una sonrisa. Sean bienvenidas estas iniciativas que contribuyen a embellecer Manzanares aunque sea desde la anarquía arquitectónica.
La otra fachada la conocemos todos, es la de la casa de Josito y le acaban de lavar la cara.
No sabemos si han sido los dueños o el Ayuntamiento, el caso es que ahora que viene la feria y el pueblo se engalana, la casa de Josito luce una fachada de blanco inmaculado, con lo cual desaparece esa sensación de ruina que afeaba la plaza de las palomas.
El problema radica en que detrás de esa fachada blanqueada sigue habiendo un edificio que se hunde por momentos, y cuyo deterioro no parece que vaya a encontrar solución proximamente. No sabemos si su reparación corresponde exclusivamente a sus propietarios o si el ayuntamiento tiene potestad para intervenir de una vez y salvar un edificio que forma parte del conjunto de la plaza más bella de Manzanares, la cuestión es que continua acumulando ruina aunque su fachada reluzca ahora al sol y el día menos pensado nos puede dar un susto y acabar convirtiéndose en otro casino. Es necesario salvar ese edificio, ya sea por iniciativa privada o pública, pero salvarlo, solo hace falta un poco de voluntad.
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