Los profanos al sector, cuando paseamos por FERCAM como ya es tradición, nos encontramos con una feria que ofrece su mismo aspecto año tras año, sin más evolución que la observable en las mercancías vendidas. Los stands permanecen inmutables año tras año, sin renovar su aspecto que en algunos es tristemente anticuado y poco atractivo. Tanto los exteriores como los situados en el interior del pabellón se limitan a una abigarrada exhibición de productos, todos iguales, calcados. El mismo pabellón oficial sigue convocando a los asistentes a las charlas en una sala exigua, diminuta, con cabida para un limitado aforo con lo que, inevitablemente, el balance es de lleno absoluto, así ya se puede. Desgraciadamente, la importancia de Fercam relega a un segundo plano a las fiestas. Enclaustrada en un recinto claustrofóbico que le impide crecer, la otra feria, la de tómbolas y atracciones, la del vino de cariñena y los pollos asados interesa cada vez menos a los manzanareños que, al contrario que en otras localidades, esperan a que llegue la feria para gastarse los ahorros en unas vacaciones lejos de Manzanares. Nos preguntamos que ocurriría si la feria no estuviera junto a Fercam y a los bares de verano, ¿Cuánta gente acudiría?. Nos duele ver como cada año se repiten las mismas tómbolas, las mismas atracciones, como no hay lugar para lo nuevo, como los coches de choque y el canguro comparten su espacio con los mismos compañeros de cada año sin que haya posibilidad de añadir nuevas atracciones dado el terreno cerrado y sin escapatoria en que se encuentran, y en la falta de interés de quien debe velar por ello. Es más, este año hemos visto menos tómbolas y atracciones, incluso algunas de las habituales ni siquiera han venido cediendo su espacio a los puestos de baratijas. La localización de las atracciones es un tema que nos preocupa, pues tenemos una feria en un recinto con un muy difícil acceso en caso de accidente, esperemos que no ocurra nunca pues las consecuencias serían graves. Ojeando el programa de la feria, que por cierto hay que pagar, observamos que hay actividades deportivas para competir con Pekín y sus olimpiadas, con lo cual damos la enhorabuena a los deportistas, pero lo sentimos por todo aquel que busque en una feria algo más que el baile del vermú, que bien está donde está y tiene su público, pero una feria es mucho más que eso. No hay actividades nuevas, no hay cultura, no hay ocio apenas pese a ser una feria. El visitante que paseara fuera del recinto ferial nunca imaginaría que estamos celebrando nuestras fiestas mayores, todo se concentra en el rio. No hay ambiente festivo, no se sienten las fiestas. La feria es sobre todo de los jóvenes, y ellos buscan diversión allí, especialmente en los conciertos, que año tras año siguen la misma tónica, afectados de la misma falta de evolución que el resto de las fiestas. Según hemos sabido por fuentes cercanas al propio Ayuntamiento, al parecer, desde hace un par de décadas, todos los artistas que han pasado por la feria como conciertos estrella pertenecen a un mismo agente. Esta reiteración, aunque no creemos que sea ilegal nos parece por lo menos preocupante y además implica una falta de interés en la elección de los cantantes, que acostumbran a ser aquellos con una cierta fama pero que no se encuentran en el mejor momento de su carrera, como es el caso este año de Melendi, lo cual rebaja considerablemente su caché. Basta con repasar los datos de afluencia a los conciertos y compararlos con las iniciativas de otros pueblos. Eso sí, el expediente queda cubierto y todos tan contentos. Hay también conciertos para la gente mayor, y algún programador debe haber pensado que ser mayor es sinónimo de falta de criterio o de gusto. Pues los intérpretes se repiten año tras año y a cual de ellos más decadente y secundario. Los mayores son gente inteligente, merecen otra programación más digna. Los manzanareños merecemos otra feria, más viva, con más actividades, más atractiva, más grande. No es difícil conseguirlo, basta con escuchar la voz de los manzanareños y poner algo de voluntad para llevar a cabo lo que es el deseo popular.
lunes, 21 de julio de 2008
La feria y las fiestas
Es lunes después de feria y los medios de comunicación municipales se han apresurado a mostrar el balance de los festejos, por supuesto desde una óptica siempre positiva y grandilocuente que raya la inocencia cuando no el más absoluto de los descaros. Algunos discrepamos de esa visión de cuento de hadas y opinamos que tanto la feria como las fiestas merecen un serio repaso, y separamos feria de fiestas por motivos obvios. Por un lado está la FERIA , así, con mayúsculas, porque FERCAM es la reina absoluta de estos días en Manzanares. Desde que se creó en 1960 no ha parado de crecer y se ha convertido en un referente nacional en su categoría, eso si hacemos caso a la versión oficial.
Los profanos al sector, cuando paseamos por FERCAM como ya es tradición, nos encontramos con una feria que ofrece su mismo aspecto año tras año, sin más evolución que la observable en las mercancías vendidas. Los stands permanecen inmutables año tras año, sin renovar su aspecto que en algunos es tristemente anticuado y poco atractivo. Tanto los exteriores como los situados en el interior del pabellón se limitan a una abigarrada exhibición de productos, todos iguales, calcados. El mismo pabellón oficial sigue convocando a los asistentes a las charlas en una sala exigua, diminuta, con cabida para un limitado aforo con lo que, inevitablemente, el balance es de lleno absoluto, así ya se puede. Desgraciadamente, la importancia de Fercam relega a un segundo plano a las fiestas. Enclaustrada en un recinto claustrofóbico que le impide crecer, la otra feria, la de tómbolas y atracciones, la del vino de cariñena y los pollos asados interesa cada vez menos a los manzanareños que, al contrario que en otras localidades, esperan a que llegue la feria para gastarse los ahorros en unas vacaciones lejos de Manzanares. Nos preguntamos que ocurriría si la feria no estuviera junto a Fercam y a los bares de verano, ¿Cuánta gente acudiría?. Nos duele ver como cada año se repiten las mismas tómbolas, las mismas atracciones, como no hay lugar para lo nuevo, como los coches de choque y el canguro comparten su espacio con los mismos compañeros de cada año sin que haya posibilidad de añadir nuevas atracciones dado el terreno cerrado y sin escapatoria en que se encuentran, y en la falta de interés de quien debe velar por ello. Es más, este año hemos visto menos tómbolas y atracciones, incluso algunas de las habituales ni siquiera han venido cediendo su espacio a los puestos de baratijas. La localización de las atracciones es un tema que nos preocupa, pues tenemos una feria en un recinto con un muy difícil acceso en caso de accidente, esperemos que no ocurra nunca pues las consecuencias serían graves. Ojeando el programa de la feria, que por cierto hay que pagar, observamos que hay actividades deportivas para competir con Pekín y sus olimpiadas, con lo cual damos la enhorabuena a los deportistas, pero lo sentimos por todo aquel que busque en una feria algo más que el baile del vermú, que bien está donde está y tiene su público, pero una feria es mucho más que eso. No hay actividades nuevas, no hay cultura, no hay ocio apenas pese a ser una feria. El visitante que paseara fuera del recinto ferial nunca imaginaría que estamos celebrando nuestras fiestas mayores, todo se concentra en el rio. No hay ambiente festivo, no se sienten las fiestas. La feria es sobre todo de los jóvenes, y ellos buscan diversión allí, especialmente en los conciertos, que año tras año siguen la misma tónica, afectados de la misma falta de evolución que el resto de las fiestas. Según hemos sabido por fuentes cercanas al propio Ayuntamiento, al parecer, desde hace un par de décadas, todos los artistas que han pasado por la feria como conciertos estrella pertenecen a un mismo agente. Esta reiteración, aunque no creemos que sea ilegal nos parece por lo menos preocupante y además implica una falta de interés en la elección de los cantantes, que acostumbran a ser aquellos con una cierta fama pero que no se encuentran en el mejor momento de su carrera, como es el caso este año de Melendi, lo cual rebaja considerablemente su caché. Basta con repasar los datos de afluencia a los conciertos y compararlos con las iniciativas de otros pueblos. Eso sí, el expediente queda cubierto y todos tan contentos. Hay también conciertos para la gente mayor, y algún programador debe haber pensado que ser mayor es sinónimo de falta de criterio o de gusto. Pues los intérpretes se repiten año tras año y a cual de ellos más decadente y secundario. Los mayores son gente inteligente, merecen otra programación más digna. Los manzanareños merecemos otra feria, más viva, con más actividades, más atractiva, más grande. No es difícil conseguirlo, basta con escuchar la voz de los manzanareños y poner algo de voluntad para llevar a cabo lo que es el deseo popular.
Los profanos al sector, cuando paseamos por FERCAM como ya es tradición, nos encontramos con una feria que ofrece su mismo aspecto año tras año, sin más evolución que la observable en las mercancías vendidas. Los stands permanecen inmutables año tras año, sin renovar su aspecto que en algunos es tristemente anticuado y poco atractivo. Tanto los exteriores como los situados en el interior del pabellón se limitan a una abigarrada exhibición de productos, todos iguales, calcados. El mismo pabellón oficial sigue convocando a los asistentes a las charlas en una sala exigua, diminuta, con cabida para un limitado aforo con lo que, inevitablemente, el balance es de lleno absoluto, así ya se puede. Desgraciadamente, la importancia de Fercam relega a un segundo plano a las fiestas. Enclaustrada en un recinto claustrofóbico que le impide crecer, la otra feria, la de tómbolas y atracciones, la del vino de cariñena y los pollos asados interesa cada vez menos a los manzanareños que, al contrario que en otras localidades, esperan a que llegue la feria para gastarse los ahorros en unas vacaciones lejos de Manzanares. Nos preguntamos que ocurriría si la feria no estuviera junto a Fercam y a los bares de verano, ¿Cuánta gente acudiría?. Nos duele ver como cada año se repiten las mismas tómbolas, las mismas atracciones, como no hay lugar para lo nuevo, como los coches de choque y el canguro comparten su espacio con los mismos compañeros de cada año sin que haya posibilidad de añadir nuevas atracciones dado el terreno cerrado y sin escapatoria en que se encuentran, y en la falta de interés de quien debe velar por ello. Es más, este año hemos visto menos tómbolas y atracciones, incluso algunas de las habituales ni siquiera han venido cediendo su espacio a los puestos de baratijas. La localización de las atracciones es un tema que nos preocupa, pues tenemos una feria en un recinto con un muy difícil acceso en caso de accidente, esperemos que no ocurra nunca pues las consecuencias serían graves. Ojeando el programa de la feria, que por cierto hay que pagar, observamos que hay actividades deportivas para competir con Pekín y sus olimpiadas, con lo cual damos la enhorabuena a los deportistas, pero lo sentimos por todo aquel que busque en una feria algo más que el baile del vermú, que bien está donde está y tiene su público, pero una feria es mucho más que eso. No hay actividades nuevas, no hay cultura, no hay ocio apenas pese a ser una feria. El visitante que paseara fuera del recinto ferial nunca imaginaría que estamos celebrando nuestras fiestas mayores, todo se concentra en el rio. No hay ambiente festivo, no se sienten las fiestas. La feria es sobre todo de los jóvenes, y ellos buscan diversión allí, especialmente en los conciertos, que año tras año siguen la misma tónica, afectados de la misma falta de evolución que el resto de las fiestas. Según hemos sabido por fuentes cercanas al propio Ayuntamiento, al parecer, desde hace un par de décadas, todos los artistas que han pasado por la feria como conciertos estrella pertenecen a un mismo agente. Esta reiteración, aunque no creemos que sea ilegal nos parece por lo menos preocupante y además implica una falta de interés en la elección de los cantantes, que acostumbran a ser aquellos con una cierta fama pero que no se encuentran en el mejor momento de su carrera, como es el caso este año de Melendi, lo cual rebaja considerablemente su caché. Basta con repasar los datos de afluencia a los conciertos y compararlos con las iniciativas de otros pueblos. Eso sí, el expediente queda cubierto y todos tan contentos. Hay también conciertos para la gente mayor, y algún programador debe haber pensado que ser mayor es sinónimo de falta de criterio o de gusto. Pues los intérpretes se repiten año tras año y a cual de ellos más decadente y secundario. Los mayores son gente inteligente, merecen otra programación más digna. Los manzanareños merecemos otra feria, más viva, con más actividades, más atractiva, más grande. No es difícil conseguirlo, basta con escuchar la voz de los manzanareños y poner algo de voluntad para llevar a cabo lo que es el deseo popular.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
7 comentarios:
Hace unos días recibí en mi bandeja de entrada un email de un familiar donde se me decía que habiá un blog donde podía estar al corriente de todo lo que ocurría en Manzanares. Pero al entrar, que grave error, ese email no debería ser así, sino, "es un email donde te ponen al corriente de todas las críticas que le podemos hacer a Manzanares". Tanto que habla y dice en sus críticas que al contrario que la gente de otros pueblos, a nosotros no nos interesa la feria (hablará por usted mismo, ya que por mi no), podía usted hacer como el resto de los habitantes de otros pueblos, no criticar tanto al suyo y ensalzarlo más... Pero claro, es fácil criticar a los que nos gobiernan (poniendo una vez más en duda lo que las urnas decidieron, muy a su pesar). Entonces, si tiene tan buenas ideas (debe tenerlas, ya que sin ellas las críticas no tienen sentido), pq no trabaja en esferas más altas... o es que ya lo hace?
Totalmente de acuerdo contigo.
escuchar a los manzanareños?
nada de nada todos tan contentos,
este pueblo esta en paralisis cerebral.
Estoy muy de acuerdo con su escrito, me encantaría que los Señores-as organizadores de las actividades festivas que cansinamente nos machacan año tras año saliesen de su burbuja y se acercasen al pueblo y escuchasen que queremos un cambio en todas estas actividades.
Totalmente de acuerdo. Creo q la expresión de pobreza cultural de éstas fiestas es directamente proporcional a la capacidad creativa de sus organizadores y creadores. Si nos hubieran preguntado, quizás alguien nos hubieramos atrevido a responder, incluso en público acerca de: "¿Cómo le gustaría q fuera" o bien ¿que añadirías o quitarías?"...
Y hubiera respondido, para empezar, cambio de situación, otros artistas, otros espectáculos, otros servicios, en fín, cada uno cuenta la feria como le fué...
mi espectativa fué bajísima debido a la experiencia, así, no hubo tanta decepción...
Gracias a todos por opinar en este blog, tanto a los que estais a favor como en contra, esta es la idea de este sitio.
Aqui tienen cabida todas las opiniones y no censuraremos nunca a ninguna.
Sobre lo que dice Mercedes, solo podemos decirle que tanto derecho tenemos de criticar como de alabar y cada uno escoge su camino.
Lo que hemos escrito sobre la feria es el resultado de recopilar comentarios de amigos y conocidos, de todos modos su comentario es recibido con mucho gusto.
Muy equivocada estas mercedes:
solo de las criticas y la reflexion se avanza hacia adelante.
Podemos seguir mirandonos el ombligo.
Y seguir pensando que bien lo hacemos y somos los mejores.
Asi nos va............
Estoy de acuerdo con todo. Este año he estado en feria porque me fallaron en los cuatro días que tenía planeados en Cádiz el periódo ferial. No me atrae nada en absoluto, el único aliciente es que puedo ver a amigos y amigas de los pueblos vecinos que suele ver pocas veces al año. Por lo demás, conciertos, pub, eventos, actividades, etc... deberían lavarse la cara hasta sentir dolor porque no es normal que con la magnitud que supuestamente tiene nuestra feria, la gente prefiera irse durante esos días a otro lugar.
El problema es que no se mueve nadie y entonces los de arriba siguen sin hacer nada. Pero debería ser la juventud la que exigiese un cambio. Sin ir mas lejos, el baile del Vermut es una fiesta que, si se organizase a los jóvenes, podría llegar a convertirse en tradicción y en algo digno de acudir todos los años. Por desgracia a esa hora la gente cree que esta mejor en la cama o tomando un café.
En la mejores ferias de España, es por el día donde hay mas movimiento y cuando mejor te lo pasas. Yo he estado en la de Albacete, Málaga y Granada (por citar algunas) y no hay color. La noche esta muy bien pero el resto del día es como mínimo el doble de bueno. Personalmente, la de Manzanares, no me atrae ni por la noche así que los responsables deberían pensar que es lo que estan haciendo mal.
Publicar un comentario